Lechón asado a la parrilla

Esta es una de las cosas que más me gusta para hacer a la parrilla, porque lleva su tiempo y no es para aquel que va a hacer un asado por primera vez en su vida.
Hay muchas técnicas y cada uno tiene su secreto y su estilo, hoy voy a compartirles el mío, con algunas variantes para que tengan en cuenta.

A algunos les gusta hacerlo con la parrilla bien levantada, sobre todo en la parte del pecho para evitar que se queme, yo prefiero la parrilla nivelada a unos 20 cm del piso y siempre la cabeza hacia el lado del fuego como en la foto.

Otra técnica que algunos hacen es ponerle con unos soportes una chapa un poquito más arriba del lechón pero sin tocarlo y ponerle brasas también del lado de arriba. Esta técnica es recomendable sobre todo para los días de invierno que hace mucho frío.

Algo importante a tener en cuenta es la temperatura de la carne al momento de poner el lechón a la parrilla, lo ideal es que esté fuera de la heladera por unas cuantas horas antes de empezar el asado, obviamente siempre cuidando que la carne no se ponga en mal estado.

Con respecto al salado, muchos dicen que salarlo unas horas antes de asarlo es mejor, pero yo no recomiendo esto pues la sal va a hacer que la carne pierda jugos, y no queremos eso. Para mi lo mejor es salarlo al momento de ponerlo en la parrilla.

Teniendo todos estos tips/consejos en mente, es hora de empezar con el asado. Limpiamos bien el lechón sacando todo resto de sangre que pueda tener y pelos del cuero.

Luego lo salamos de ambos lados procurando que la sal alcance todas las partes del lechón. Así lo llevamos a la parrilla con el cuero hacia arriba, las costillas hacia abajo como se ve en la foto.

La idea es ir poniéndole brasas todo alrededor y un poco afuera también, es decir sobrepasando la carne hacia los costados. Hay que hacerlo de a poco sin apurarlo, pero es fundamental que no le falte brasa, que no le falte calor, una vez que se empieza el calor tiene que ser constante. No tenga miedo si empieza a tostarse, la carne no se va a quemar mientras tenga calor moderado, siga poniendo brasas, así es como va a lograr cocinarlo bien hasta el centro. Cuando esté bien cocinado del lado de abajo, hay que darlo vuelta.

Tip: una buena manera de saber si el lechón ya está para darlo vuelta es tocarlo en la parte de arriba donde no tiene calor directo, si está caliente es un buen momento para darlo vuelta. Al darlo vuelta y dejarlo con el cuero hacia las brasas, hay que tener mucho cuidado pues este se quema muy fácilmente. Lo que buscamos o lo que a la mayoría le gusta es un cuerito bien crocante y tostado y no es tan sencillo conseguirlo. Algunos para conseguir que sea crocante untan el cuero con aceite vegetal antes de dar vuelta el lechón, pero este es un truco para principiantes, yo no lo aconsejo pues no es lo mismo. El secreto está en tener paciencia, después de darlo vuelta hay que ponerle poca brasa directa, bastante alrededor y pocas abajo, de a poco el cuero se va a ir secando y dorando.

Cuando el cuero esté bien crocante ya está listo para cortar y servir, pruebenlo y luego me cuentan como les salió... Les sirvieron los consejos y tips? Tienen alguno ustedes que quieran compartir con nosotros?

Así queda terminado:

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